Profesora Macarena Peña y Lillo expuso sobre comunicación en tiempos de pandemia en sesión de comisiones de Salud y Desafíos del Futuro del Senado

La académica presentó los resultados de su investigación “Entornos de información sobre COVID-19 y adopción de conductas preventivas en población general y grupos de riesgo” y entregó recomendaciones para abordar y apuntar de mejor forma a la población en las campañas comunicacionales en el actual contexto de crisis.

Durante 2020 y 2021, un grupo de investigadores liderado por Macarena Peña y Lillo, académica de la Facultad de Comunicación y Letras UDP, y Verónica Rocamora, académica de la Universidad de Santiago, analizó cómo se ha construido el entorno informativo de los individuos en el actual contexto de pandemia. Esto considerando la importancia de la información como sustento para todas las decisiones que las personas toman en torno a su cuidado personal para enfrentar la crisis.

A más de un año del inicio de la pandemia y en uno de los momentos más críticos de la misma, Peña y Lillo fue invitada a una sesión conjunta de las comisiones de Salud y Desafíos del Futuro del Senado para exponer sobre los resultados de este trabajo y sus conclusiones en torno a la comunicación en tiempos de pandemia.

La investigación “Entornos de información sobre COVID-19 y adopción de conductas preventivas en población general y grupos de riesgo”, realizada con financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), en el contexto de los proyectos de asignación rápida para estudios sobre la pandemia, involucró dos estudios: uno cualitativo en población mayor de de 65 años y personas menores de esa edad pero que viven con enfermedades crónicas de la Región Metropolitana  y Región de Valparaíso; y un estudio cuantitativo, basado en una encuesta nacional online y telefónica a personas mayores de 18 años que viven en territorio nacional.

A partir de los resultados de ambos, la académica expuso diferentes puntos clave a considerar en relación a la comunicación de riesgo y cómo esta ha sido recibida por la población. Entre ellos, la sobrecarga informativa y, por ende, el estar viviendo actualmente en un entorno informativo saturado y marcado por la desigualdad; la confianza de los ciudadanos depositada principalmente en los perfiles técnicos por sobre los personeros del Gobierno; la actual alta percepción de riesgo de la ciudadanía respecto del virus; o la influencia de la comunicación para que la población aplique comportamientos preventivos.

También basado en las conclusiones del estudio, entregó recomendaciones  para abordar y apuntar de mejor forma a la población en las campañas comunicacionales en el actual contexto de crisis. “Las campañas preventivas tienen que mantenerse porque estamos aún en un contexto de crisis, sin embargo, deben renovarse. Por ejemplo, reforzar comportamientos que han sido menos conocidos o ser más específicos en situaciones que se identifican como riesgosas. por ejemplo, el uso de mascarillas en todas las interacciones sociales, con campañas más específicas en mostrar esos momentos clave (como contexto familiar) para que las personas puedan asimilar la conducta en situaciones en particular”, propuso Peña y Lillo.

Asimismo, recomendó una mayor segmentación de audiencias para los distintos grupos de la sociedad, con mensajes y estrategias específicas; y mantener presencia de campañas en la televisión, por tratarse del medio a través del cual la mayoría de la gente se informa.

También instó a apuntar más allá del nivel individual en las campañas destinadas a fomentar ciertas decisiones preventivas que, en muchos casos, están fuera de las manos de las personas. “Cuando miramos comportamientos como quedarse en casa o haber usado transporte público, vemos que están marcados por los contextos sociodemográficos de los individuos y ni la percepción de riesgo ni la comunicación tiene mucho que hacer ahí. No sacamos nada con hacer campañas para decirle a la gente que se quede en la casa, porque esa decisión no es individual, está marcada por estructuras sociales que trascienden a los individuos. Ahí podría pensarse en una comunicación más enérgica, no con el trabajador, el individuo común y corriente, sino tal vez a un nivel más alto con los empleadores, empresarios, etc”, indicó Peña y Lillo.

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